jueves, 11 de junio de 2015



APROBACIÓN Y REPROBACIÓN COMO DILEMA


Reprobar  y volver a probar.
La reprobación y sus efectos

Alfredo Sánchez Ortiz



Los maestros consideran normal cierta tasa de fracaso. Una escuela en la que no haya reprobados puede provocar sorpresa, incomprensión e indignación.
Tradicionalmente se consideraban aceptables tasas de reprobación elevadas, sobre todo en los primeros años de la primaria. Tradicionalmente, los alumnos que no alcanzaban niveles de logro aceptables debían repetir el grado, con la esperanza de que en la segunda ocasión en que lo cursaran obtuvieran mejores resultados.
En el sistema educativo actual, en México, si al final de cierto grado un alumno no alcanza los objetivos de aprendizaje del programa, no está en condiciones de iniciar el siguiente con posibilidades de éxito, por lo que se le envía a repetir el mismo grado por segunda ocasión, con lo que se espera que podrá alcanzar el aprendizaje adecuado para continuar sus estudios. En este mismo sistema, se tiene la percepción de que un maestro que no reprueba a ningún alumno se le puede considerar como negligente y laxo., además, las escuelas reconocidas como de alta calidad alcanzan ese prestigio por el hecho de que reprueban a una proporción considerable de los alumnos.

En muchos casos los maestros carecen de la preparación, el tiempo y los medios necesarios para hacer buenas evaluaciones, por lo que la confiabilidad y validez de las que llevan a cabo dejan mucho que desear, con la consecuencia inevitable de que es muy probable que las decisiones basadas en tales evaluaciones no estén sólidamente sustentadas.

En los últimos tiempos y gracias a la masificación de la educación, el crecimiento de la matrícula acarreó, altas tasas de reprobación. Gracia a esto, a finales de los sesentas,  se adopto extraoficialmente, la política de no reprobar a más del diez por ciento de los alumnos en educación básica, para evitar que los repetidores se sumaran a los demandantes, que cada año eran mayores en decenas de miles a la del curso anterior.

El fuerte crecimiento de la demanda escolar en las últimas décadas, permitió incorporar a la escuela una mayor cantidad de niños de sectores desfavorecidos que, además de problemas de salud, nutrición y condiciones materiales de vida, cuentan con menos respaldo educativo en el hogar y tienen menos familiaridad con la lengua escrita, agregando a esto el poco grado de escolaridad que tienen sus padres, herederos de un sistema educativo mas selectivo que el actual, con lo que desde la misma familia se vive una pobre cultura educativa.

Se cree en los ámbitos pedagógicos de algunos sectores de la sociedad, que entre otras, como el bajo perfil de los maestros y del sistema educativo, la política extraoficial de reprobar a menos de diez por ciento de los alumnos es una de las causas de los bajos niveles de rendimiento de los estudiantes en las escuelas
Hay también la percepción que repetir un grado es frecuentemente el primer paso de un camino que termina en la deserción: el repetidor, es etiquetado como no apto para el aprendizaje y por lógica se deteriora su propia autoestima. Con esto el rezago se acentúa en lugar de reducirse y la motivación para continuar en la escuela es pronto insuficiente para contrarrestarla

La masificación del sistema educativo hizo que surgieran formas de organización escolar que buscaban aumentar la eficiencia de la escuela: primero los sistemas de enseñanza mutua como el lancasteriano, en donde los alumnos mas avanzados enseñaban a los mas atrasados y luego la escuela organizada en grados o sistema graduado como el que se utiliza actualmente.

La organización de la enseñanza en grados escolares tiene, ventajas y desventajas:
Presenta limitaciones si se le maneja de manera inflexible
el desarrollo cognitivo y afectivo de las personas no se puede estandarizar de manera simple,
agrupar alumnos en clases heterogéneas en cuanto a edad tiene ventajas para la socialización.

la distancia entre los alumnos más aventajados y atrasados de un grupo cualquiera es de varios grados.

Volver a probar como estrategia de garantizar el aprendizaje.

La evaluación debe tener un sentido distinto en educación básica, en comparación con la enseñanza superior: habrá que evaluar para saber en qué nivel se encuentra un alumno, de manera que se le pueda ayudar para que avance, pero no para impedirle que siga estudiando.

Es mejor que un chico termine la secundaria, aunque ello ocurra sin que haya alcanzado todos los objetivos que el currículo establezca, a que deserte después de reprobar dos o tres veces algún grado de la primaria.

En educación básica, la evaluación debe servir para alcanzar el mayor nivel posible de competencia en los conocimientos y habilidades que establecen los planes y programas.

Por lo anterior, y con base en el principio de retroalimentación, la evaluación debe enfocarse a corregir el trabajo de enseñanza-aprendizaje desde el proceso mismo.

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